28 de julio de 2014

Por fin en casa.

Por fin en casa.

El pasado jueves días 17 de julio llegamos a nuestro puerto base, después de que mi hija y yo desandáramos las casi doscientas cincuenta millas que previamente habíamos recorrido bajando hasta Galicia.



Durante este viaje ha sido un verdadero placer ver como mi hija Emma, de catorce años, ha ido aprendiendo a moverse en el barco, a trimar el génova, a ayudarme con los amarres, las defensas, las comunicaciones por radio y sobre todo con su compañía, a veces callada, a veces sin callar, pero siempre ahí, a mi lado, sin ningún miedo, disfrutando incluso cuando el agua corría por encima de la regala.



Este está siendo un verano de sentimientos, compartiendo la soledad en el mar y viéndola emocionarse y brincar en el concierto de los Rolling Stones, con Mike Jagger corriendo por la pasarela del Santiago Bernabeu a pocos metros de nosotros.


Ahora está lejos, casi al otro lado del mundo, con una beca de estudios. No se enterará de esta última crónica que no sé porqué publico, porque en realidad la he escrito para mí, para mí placer y para recordar su imagen delgada, pero firme, mientras atacaba la manivela del winche con ganas y mantenía la vista fija en los catavientos del génova con su pelo rizado recogido en una larga trenza y el traje de aguas rojo de su madre (lástima que no pudiera venir también) que le quedaba grande y que hacía su figura aún más delicada. Una imagen que espero permanezca siempre en mi pobre memoria.



Este es el mejor regalo que mi hija me ha hecho; su recuerdo en una travesía que afrontamos los dos solos y que acabó con una de mis costillas rota, casi sin poder dormir por el dolor y con la dificultad que una lesión así supone para realizar la mayoría de los esfuerzos que cualquier maniobra requiere. Dolor y alegría, la que me proporcionó una frase de mi hija:

"Papá, lo único que quiero que dejes en herencia el día de mañana es este barco"

Bonito final para esta historia.

Autor: Un padre muy orgulloso de su hija.



12 de julio de 2014

Última etapa de la Peregrinación Marítima a Santiago

La Primera Travesía Xacobea ha terminado hoy con la llegada a las instalaciones del Club Náutico de Puerto Cruz. Aquí se han reunido hoy las dos flotas, la procedente del Mediterráneo cuyos peregrinos han llegado en barco desde Génova, en Italia y la que ha seguido la Ruta Norte, que tras concentrar en Avilés a embarcaciones asturianas cantabras y europeas, se desplazó a Ribadeo para unirse a la flota gallega y desde allí tomar oficialmente la salida y recorrer unas trescientas millas hasta llegar a este precioso y novísimo puerto de Cabo Cruz.

Hoy la etapa ha sido corta, de poco más de cinco millas para los que conocían la zona y que atajaron entre el laberinto de piedras que es la Ría de Arosa y unas diez millas para el resto, pero todos están felices de haber logrado llegar hasta aquí.
Han sido, tanto para unos como para otros, días duros, llenos de esfuerzo, de lucha, de averías y de pelear contra los elementos, que no han sido precisamente favorables.

Para los peregrinos marinos que han llegado hasta aquí, navegar en las tranquilas aguas de las rías gallegas es un verdadero placer por las condiciones tan espléndidas de navegación que suelen ofrecer, un relax que se convertirá de nuevo en adrenalina cuando, tras recibir la Compostelana tengan que emprender el regreso hacia el Cántábrico y el Mediterráneo, rebasando unos Finisterre y la Costa da Morte y otros el Cabo San Vicente o el Estrecho de Gibraltar, pero esta vez seguramente con el viento y la mar en contra, y en condiciones seguramente mucho peores, tal y como se prevée según los avances meteorológicos.
Mañana ASNAUGA, los organizadores de esta Primera Travesía Náutica a Compostela, trasladaran a todos los peregrinos en barcos más planos hasta el puerto de Padrón desde donde partirán con autobuses hasta Santiago de Compostela y cumplir allí con la tradición de darle una cabezada al Santo Apóstol y recibir como premio la certificación de su peregrinaje. Pero estoy seguro que el mayor premio que todos recordaremos serán estas jornadas de navegación entre amigos, complicadas y duras, pero felices por haber hecho nuevas amistades o reencontrado a los ya conocidos.

Este es el fín de un camino y el principio de otro. El fin de mis crónicas como peregrino. Gracias a todos los que me han ayudado, especialmente a Ana Couto por cederme alguna de sus fotos. Todos hemos comprendido que la mar y el Camino son mucho más que una peregrinación, son encuentro de culturas y de personas diferentes. Esta primera Travesía Náutica a Santiago abre un nuevo camino para llegar a Compostela y para llegar a uno mismo. Muchas millas náuticas que han unido y seguirán uniendo a las gentes que han surcado estos tres mares; el Cantábrico, el Mediterráneo y el Océano Atlántico.

10 de julio de 2014

Peregrinación Marítima Xacobea, etapa de Portosín a Riveira 10/7/14

Hola amigos, a pesar de estar ya preparando el regreso y de no hacer estas últimas etapas con la flotilla de esta Primera Travesía Marítima Xacobea, la tecnología me permite estar con contacto con las tripulaciones que han podido continuar y completaré mi trabajo con estas dos últimas crónicas que faltan.
Por fin hoy ha sido un día en el que la flota no ha tenido que madrugar. Hoy tocaba recorrer las casi treinta millas que separan Portosín de Riveira y como ayer el viento ha soplado con fuerza pero noble, empujando a las embarcaciones hasta su destino, esta vez ya dentro de la Ría de Arosa.
Riveira, tierra de castros y de petroglifos es el mayor puerto pesquero de bajura de España y también y el de mayor producción de marisco, siendo además muy conocida por sus playas y por ser la puerta de entrada al Parque Nacional de las Islas Atlánticas y a la ría de Arosa en cuyo fondo se encuentra la villa de Padrón y el final de esta peregrinación.
La navegación, de nuevo con vientos portantes (que entran por la popa) ha vuelto a ser cómoda y rápida a pesar de los veinte nudos de viento, que supones casi cuarenta kilómetros por hora, y que han catapultado a los veleros a un ritmo de seis a siete millas por hora hasta su destino.
La dificultad de esta etapa estaba, además de la propia navegación por el océano hasta la entrada de la ría, en el difícil acceso a la Ría de Arosa, una zona con múltiples piedras y arrecifes, que afiladas como cuchillos suponen un grave riesgo para los cascos de fibra de vidrio de las embarcaciones. Cesta dificultad ha hecho que los que no conocían bien la entrada a la ría hayan tenido que rodear la Isla de Sálvora aumentando así un poco el recorrido.
Hoy la etapa ha sido corta y mañana prácticamente será testimonial ya que solo se recorrerán diez millas de Riveira a Puerto Cabo Cruz final de esta aventura y lugar de encuentro con la flota de barcos que desde Génova, en el Mediterráneo, recorre la Ruta Mediterránea de esta travesía y que ya han llegado también prácticamente a su destino y sin demasiados incidentes.
El cansancio de tantos días acumulados de navegación hace mella en las tripulaciones, pero todas las tardes se reúnen para recuperar fuerzas y comentar las aventuras de la jornada en torno a las viandas con las que los Clubs náuticos a los que se llega ofrecen a los peregrinos marítimos. Así que desde estas páginas nuestro agradecimiento a todos los clubs náuticos, empezando por el de Ribadeo, con Ramón Acuña su presidente a la cabeza, el Club Náutico de Viveiro, el de Ares, el de Camariñas, el de Portosín y finalmente este de Riveira y el último, mañana, el de Cabo Cruz, que se han esforzado y nos han tratado con mimo y con todo el cariño de aquellos que saben lo que es la mar y las dificultades que suponen travesías como estas.
Enhorabuena a los clubs, a Asnauga, los organizadores y muchs gracias a Ana por sus fotos.
9/7/4. Club Náutico de Portosín. Ría de Muros y Noia.
Las embarcaciones que participan en la Primera Travesía Marítima Xacobea han cubierto hoy una etapa de 35 millas entre Camariñas y Portosín. La meta está muy cercana, solo a unas treinta millas, en la Ría de Arosa, pero hoy quedaba por salvar el último gran escollo; cruzar el Cabo de Finisterre.
Las condiciones fueron duras, más si cabe que los anteriores días. Los vientos, que sobrepasaron los treinta nudos, han obligado a los patrones de las embarcaciones a navegar “a la francesa”, es decir, usando sólo la vela de proa para que la fuerza que el viento ejerce sobre la vela mayor no pueda atravesar el barco en la mar y contra el oleaje, lo que sería un peligro.
Ayer la organización de la travesía nos llevó a visitar el Faro de Cabo Vilano, en plena Costa da Morte, y su farera, la primera mujer y las más antigua que ostenta esa profesión, nos contaba que sufría cada vez que veía como los veleros como los nuestros se enfrentaban a los temporales y no es para menos, Meteo Galicia había avisado de este temporal y aunque nuestra flotilla de barcos llegó sana y salva a su destino, la embarcación de Salvamento Marítimo de Camariñas tuvo que salir al rescate de un velero de unos once metros al que el temporal reinante acababa de dañar severamente, destrozando sus velas y su piloto automático. Era realmente impactante ver el lastimoso estado en el que quedo el barco, después de que la naturaleza descargara sobre el su fuerza,
Hoy será la última crónica que escribamos desde el Rotán que, con pena, tiene que retirarse de la travesía sin terminarla, para poder regresar a su base. Aún nos quedan por recorrer las mas de doscientas millas que nos separan de Luanco y si seguimos hasta el final las condiciones meteorológicas previstas para la zona pueden impedirnos llegar a tiempo para reincorporarnos al trabajo.
Pero esta no será la última crónica de esta peregrinación marítima Xacobea, A partir de hoy, un compañero, Antonino García, embarcado en una de las dos goletas que participa en la regata, terminará el reportaje narrando las aventuras de los dos días de navegación que faltan para llegar a Puerto Cruz, punto final de esta travesía.
Tanto mi hija Emma, autora de algunas de las fotos que han acompañado a estos reportajes, como yo, nos sentimos apenados, pero contentos con la aventura que emprendimos ya hace casi quince días y desde aquí queremos darle las gracias a ASNAUGA, la Asociación de Clubs Náuticos de Galicia que con tesón, esfuerzo, buena voluntad, amabilidad y toda clase de facilidades para con los participantes ha conseguido organizar con éxito esta Primera Travesía Xacobea que hoy termina para nosotros pero que esperamos se repita. Desde luego nosotros, con algo más de tiempo, intentaremos regresar el próximo año.
Enhorabuena a ASNAUGA por esta iniciativa que ya es una realidad.
En nuestra memoria quedan grabadas las sensaciones vividas, el gusto de tantos buenos momentos y mientras escucho aullar el viento y silbar los obenques, siento que no vamos con el deseo de volver para disfrutar otro año más de la compañía de los buenos navegantes y mejores amigos que han compartido con nosotros esta aventura que se ha convertido en toda una experiencia para un padre y una hija que han navegado y continuaran navegando por estos difíciles mares y que nos han ayudado a entendernos mejor.
Las dos próximas crónicas se la escribirá Antonino García, así que gracias también a ti, Antonino, por terminar este trabajo que empecé con placer y termino con pena, la de no podercompletarlo .
Desde el Roatán saludos de Emma y José Luis Conty.

9 de julio de 2014

Camariñas 8 de julio de 2.014
Un día más y una etapa más de esta peregrinación marítima que cada vez nos acerca más a Padrón, punto al que, según se dice, llegó la barca de piedra en la que viajaba el cuerpo del Apóstol Santiago.
Hoy ha sido la segunda etapa más larga, unas sesenta millas que, Emma y yo, en el Roatán, hemos tardado en recorrer ocho horas y media y en la que hemos tenido la oportunidad de navegar a vela prácticamente desde la salida. Primero de ceñida, que es navegar contra el viento y después con portantes ( a favor del viento ), pero por fin los tripulantes “veleristas” hemos vista satisfecha esa necesidad que es sentir la libertad que te da el viento, el placer denavegar sin ruidos, escuchando solo como las olas golpean la proa del barco y como este se desliza después cabalgando sobre ellas.
Hoy, quizás, hemos terminado más cansados que otros días, porque la vela es exigente con los músculos de los marinos y porque ayer, las tripulaciones asturianas del Club San Balandrán de Avilés, el que más tripulantes aporta a esta Travesía Xacobea, nos reunimos después de cenar y… Ya se sabe, nos acostamos tarde.
Todos los barcos hemos llegado bien. Unos antes, otros después y alguno, como casi todos los días remolcado por fallos en el motor, pero eso es lo bueno que tienen los cruceros de vela, que si falla el motor siempre está nuestro propio motor natural y ecológico, el viento, que en caso de avería solo nos obliga a solicitar una ayuda para entrar al puerto.
Camariñas es el único puerto que tocamos en La Costa da Morte, llamada así por la peligrosidad que implica para la navegación dada la cantidad de bajos alejados de la costa que hay en esta zona.
La Costa de Morte se sitúa entre el Cabo Fisterra y la Punta Roncadora, que recibe su nombre debido al eco que produce el rugiente oleaje entre sus rocas.
Esta es una tierra de naufragios y leyendas, y de los riesgos que supone para la navegación nos hablan sus frecuentes y graves naufragios.
El desastre marítimo más importante ha sido el de la Armada Española que en la noche del 28 de noviembre de 1596 perdió 25 barcos y 1706 hombres. Los naufragios se cuentan aquí por cientos, siendo famosos los del Segrent y el Captain dos navíos de guerra ingleses que se hundieron en el siglo XIX. Entre ambos perdieron la vida más de 570 marineros.
En el año 2.002, frente a estas costas, se hundió también el Prestige, causando el mayor desastre ecológico de nuestro país.
Así que mañana, si todo sigue como hasta ahora, cruzaremos el punto más peligroso, Finisterre (Fisterra), y entraremos en las aguas de la Ría de Noia y Muros, mucho más protegidas del mar abierto que hemos surcado hasta ahora y que raramente te permite navegar con olas de menos de dos o tres metros altura.